La Madre Cabrini fue una maestra apasionada. Incluso antes de ser religiosa, enseñó como maestra en la pequeña ciudad italiana de Vidardo. 
Por eso, desde el principio sintió una gran preocupación por el mundo de la educación y de la escuela. 
Tras fundar el Instituto de las Misioneras del Sagrado Corazón, una de sus principales preocupaciones fue precisamente la educación. 
Desde el principio fundó escuelas y orfanatos, convencida de que para crear una sociedad más justa es necesario empezar por la protección y la educación de los más pequeños. 

La Madre Cabrini nos habla de la «Educación del Corazón». 

«Educar el corazón» es el núcleo del método educativo de la Madre Cabrini. Como se ha dicho repetidamente en los comentarios dedicados a santa Francisca Cabrini, la Santa deseaba que la educación que ella proponía siguiera el itinerario «del Corazón de Cristo al corazón de la humanidad» y, en este caso, al corazón del niño o del joven.

La educación del corazón debe llegar a la persuasión, para implicar al joven en el proceso de su crecimiento, para hacerle partícipe de su progreso sin imponerle violentamente el bien, sino haciéndole amarlo. Y contribuye a formar una personalidad fuerte.

 

Buenos cristianos» y “buenos ciudadanos”. La obra, la misión educativa y la pedagogía de Santa Francisca Cabrini, Suor Maria Barbagallo, msc.

Hoy, las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús continúan con pasión la obra educativa iniciada por la Madre Cabrini, estando al lado de los niños y de las familias.

Las escuelas cabrinianas son un lugar de evangelización y de atención integral a la persona, donde se puede crecer en armonía con uno mismo, con los demás y con Dios, desarrollando al máximo los propios talentos, tal como deseaba la Madre Cabrini.